La artroscopia de rodilla es el procedimiento quirúrgico más frecuente en cirugía ortopédica.

Las indicaciones incluyen la artroscopia diagnóstica, la meniscectomía, la sutura meniscal, la retirada de cuerpos libres, la condroplastia, las microfracturas, la sinovectomía, las reconstrucciones ligamentosas, el lavado de infecciones, asistir en la reducción de fracturas intraarticulares y, se ha evaluado menos exhaustivamente, pero es un procedimiento aceptado como método de diagnóstico y/o tratamiento de complicaciones de las prótesis de rodilla (pinzamientos blandos, artrofibrosis, infección protésicas y extracción de cuerpos libres o retenidos)

Los meniscos cubren aproximadamente 2/3 de la superficie tibial, aumentando la congruencia entre los cóndilos femorales y la meseta tibial.

Transmisión de cargas

Absorción de choques

Contribución a la estabilización pasiva de la rodilla. 

Aumento de la congruencia articular, aumentando el área de contacto y disminuyendo la presión. Se ha demostrado una correlación entre la pérdida de menisco y la incidencia de artrosis.

Lubricar las superficies articulares y contribuir a la nutrición del cartílago por difusión.

Actuar como estructura propioceptiva

Son lesiones debidas generalmente a accidentes deportivos o de la vida diaria, que pueden ir asociados a lesiones ligamentarias. Es más frecuente en varones y 2 veces más frecuente la rotura del menisco interno. Las lesiones atraumáticas ocurren habitualmente sobre una meniscopatía degenerativa previa.

 Cuando se pierde la integridad meniscal, se producen alteraciones del área de contacto articular que conducen a un potencial incremento de desgaste del cartílago articular y a cambios degenerativos precoces.

Se manifiesta con dolor en la rodilla generalmente localizado en la zona interna si la rotura interesa el menisco interno, en zona externa si la rotura interesa el menisco externo.

En todos casos puede manifestarse con hinchazón o rigidez; dolor, especialmente al torcer o girar la rodilla; dificultad para enderezar la rodilla completamente; sensación de que la rodilla esté bloqueada al tratar de moverla.

Inicialmente el tratamiento debe ser conservador en función del tipo, tamaño y ubicación del desgarro. En esta fase las principales indicaciones incluyen descanso, hielo local y medicamentos analgésicos.

En caso de no mejorar con el tratamiento conservador o en pacientes jóvenes, la opción quirúrgica es la más recomendada y prevé:

Meniscectomía parcial vía artroscópica que consiste en eliminar todos los fragmentos móviles del menisco roto, redondeando bien el borde meniscal remanente, para evitar que progrese la rotura.

Reparación meniscal (sutura) siempre que el tipo de rotura lo permita (zona periférica roja o blanca-roja) y especialmente en el menisco externo en pacientes jóvenes